Soy un ser afortunado por muchas razones, lo sé. Por ejemplo, por haber tenido la oportunidad, en el año 2004, de diseñar, junto con un equipo de magníficas profesionales - Eva, Isabel y Fátima - del Departamento de Innovación y Promoción Económica (DIPE) de la Diputación Foral de Bizkaia, una de las organizaciones más avanzadas de Europa en el campo de la atracción y retención del talento. Transcurridos dos años desde aquel entonces, los azares de la vida han llevado a una pareja de amigos míos - Dimitri y Luisa - a convertirse en clientes de Bizkaia:xede, la misma organización que ayudé a crear. Esta maravillosa coincidencia se me antoja como una especie de 'recompensa cósmica' - sonrio mientras escribo esta cursilada - que me hace sentir especialmente bien.