D. Mario López de Ávila Muñoz, nacido en Las Palmas de Gran Canaria, multi-emprendedor, micro-empresario, business angel, consultor por vocación, profesor asociado del Instituto de Empresa, hijo amantísimo, amigo de sus amigos, fiel enamorado, buen conversador y con buena planta, SE OFRECE desde estas páginas COMO CONSEJERO INDEPENDIENTE a cualquiera de las PRIMERAS 50 FIRMAS COTIZADAS de nuestro país. Eléctricas, abstenerse.
El Sr. López de Ávila no ha sido empleado ni ocupado cargo de Consejero Ejecutivo en ninguna de las 50 primeras empresas cotizadas de este país. Tampoco ha sido socio de ninguna de las grandes firmas de auditoría que operan en el mercado español. Ni el sr. López de Ávila ni ninguna de sus empresas participadas ha mantenido durante el último año una relación de negocios importante con alguna de esas 50 empresas. Tampoco ha recibido donaciones significativas procedentes de las mismas en los tres últimos años - ni siquiera una felicitación navideña, para ser más precisos. El Sr. López de Ávila no es familiar - hasta segundo grado, hasta donde llega su conocimiento - de ningún consejero ejecutivo o miembro de la dirección de ninguna de estas sociedades. Por último, tampoco es accionista de la mayoría de ellas y desde luego en ninguna supera su participación el 5% del capital social de la compañía.
El Sr. López de Ávila no es miembro de ningún partido o asociación de carácter político. Tiene amigos tanto a la derecha como a la izquierda del espectro, así como amigos liberales de los de verdad y también "liberales" de los que demuestran a menudo su nostalgia por un estilo más autoritario de gobierno. El Sr. López de Ávila no tiene preferencias de equipo en lo que a ganar la liga de fútbol se refiere - ni, para el caso, cualquier otra liga. Por no tener, ni siquiera tiene opinión sobre los concursantes de Gran Hermano o de Operación Triunfo.
En definitiva, el Sr. López de Ávila ofrece lo que los hijos de papá, los yernos de ex-presidentes, los cuñadísimos, hermanos, primos, sobrinos, los de siempre, los de toda la vida, no les pueden ofrecer, eso que les está resultando imposible encontrar en los reducidísimos círculos en los que normalmente se mueven. Les ofrece lo que piden con la boquita pequeña en cada junta de accionistas, pero en el fondo rechazan: un consejero verdaderamente independiente, con el que podrán demostrar al mundo que creen en el Buen Gobierno Corporativo.
Retribución a convenir.