Esta entrada iba a ser la segunda de tres de una serie dedicada a analizar diferentes modelos de hacer consultoría - no todos, sólo algunos, los que mejor conozco. ¿Y qué ha pasado con la primera?, preguntará el sagaz lector... Pues que una vez más se ha demostrado que las ideas están en el aire. He llegado a casa, he sincronizado el Newsgator... et voilá! Consultor Anónimo ha (d)escrito, magistralmente, la primera parte de "mi" ensayo, (de)mostrando que esa consultoría que algunos padecimos y dejamos atrás, esa que llamamos 1.0, es, entre otras cosas, tremendamente ineficaz. C.A. apunta como una de las causas raíz la separación - no sólo física - entre el que define los requisitos - cuando se definen - y el encargado de trasladar esas necesidades o expectativas en soluciones - funcionalidades, plataformas, procesos, estructuras, estrategias o sistemas. Esta 'lejanía' se traduce en comunicación altamente fragmentada, deficiente, lo que a su vez provoca reprocesos, costes de calidad, mucha mala leche...
Personalmente, considero inmoral - es una opinión, por favor, respétenla - contratar a jóvenes licenciados o MBAs por un salario miserable, en condiciones laborales muy cercanas a las del esclavismo, para después enviarlos sin apenas formación o apoyo a un cliente al que se le cobra una millonada por un trabajo que, la mayor parte de las veces, no resuelve el problema. Sin embargo, este tipo de apreciaciones no sirve de gran cosa. Probablemente es más interesante preguntarse si este modelo de consultoría - asociado a grandes estructuras, elevada rotación de personal, tarifas hiperinflacionadas, tiempos de respuesta lentísimos, etc - es realmente sostenible en el tiempo. Me gustaría deciros que no, que está condenado al fracaso, pero una conversación que mantuve hace días con un antiguo consultor de Garrigues - ahora Director General de una empresa tecnológica - me hace pensar todo lo contrario. Este modelo es sostenible, sí, y lo es porque funciona para mucha gente. Intentaré (de)mostrarlo, más o menos - será bienvenida cualquier aportación en este punto.
Para los socios de las grandes empresas consultoras es evidente que el sistema funciona. Es cierto que la mayoría trabajan más horas que el reloj de la Puerta del Sol, pero siempre he sospechado que lo hacen para no tener que ir a casa a enfrentarse con su mujer y/o hijos o, sencillamente, porque carecen de vida privada. Y los honorarios desorbitados que perciben deben compensar algo. Además, si juegan bien sus cartas acaban de Consejeros en las mismas organizaciones que luego contratan a las consultoras, con lo que todo queda en casa. Se trata simplemente de ser simpático, generoso con los amigos, hacer más favores de los que se piden y no dejar nada por escrito. Lo cierto es que creo que estos son los principales beneficiados de este montaje, pero desde luego no son los únicos.
Los jóvenes MBAs siguen mandando, a miles, sus CVs a este tipo de organizaciones... algo difícil de entender a priori, sabiendo que después duran, de media, menos de tres años! Lo cierto es que buscan trabajo ahí - al loro con la obviedad - porque en esas empresas se crean continuamente puestos de trabajo. Esto es en parte gracias a la alta rotación, pero, no nos engañemos, es así porque estas empresas consiguen contratos. Si uno quiere dinero, va a un banco. Si quiere un puesto de trabajo, suele dirigirse a una consultora. Grande. Es así.
Los jóvenes se ven atraídos por la marca, por el prestigio "prestado" que concede ser un número más en una multinacional anglosajona o - en menor medida - autóctona, por la promesa de un trabajo interesante, un entorno intelectualmente estimulante, grandes sueldos - si aguantas -, etc. La mayoría descartan hacer carrera en estas empresas; más bien entran con la idea de "hacer CV" y dar el salto inmediatamente a - sí que es curiosa la expresión - "la empresa", entendiendo por tal cualquier otra organización que no se dedique a la consultoría, preferiblemente alguno de los grandes clientes para los que trabajan. Recuerdo que cuando empecé este era el sueño declarado de la mayoría de los jóvenes consultores [mi caso, obviamente, era distinto]. Como si la consultora que les da trabajo no fuera una empresa! Pero vale, nos entendemos. Parece ser que en el mercado laboral se valora enormemente el paso por alguna de estas consultoras - no sé hasta qué punto esto sigue siendo cierto. Lo cierto es que decenas de miles de jóvenes no dejan de intentar entrar en el sector para ganar "valor de mercado".
Lo que de verdad me alucina es el tema de los clientes. ¿Por qué contratar a una empresa de consultoría como la que describe C.A.? Paraos a pensarlo por un momento. Cuando contratas a una de estas empresas, nunca o casi nunca tratas con el que parte de verdad el bacalao. Las tarifas son elevadísimas, pero no a causa de los sueldos de los consultores que ejecutan el trabajo, que cobran una miseria, sino porque tenemos que pagarles las oficinas, la publicidad, los coches de empresa, el personal administrativo de soporte, etc. Ese gasto aporta CERO valor al cliente en términos de lo que le interesa - resolver su problema. Además, trabajar con estas empresas es un suplicio burocrático. Los contratos son infumables. He visto muchos repletos de cláusulas abusivas, algunas de ellas fatalmente traducidas de los originales en inglés, completamente inaplicables en nuestro país - he pasado buenos ratos riéndome de lo lindo con algunas de estas obras maestras. Conseguir que te firmen un non-disclosure-agreement lleva semanas. Y pagas una pasta para que un montón de chavales 'juniors' aprendan su oficio. Podría seguir hasta mañana...
Pero amigos, a pesar de todo esto, contratar a estas empresas tiene sus ventajas, especialmente atractivas para determinado tipo de cliente - principalmente, el directivo o mando intermedio de grandes empresas. En primer lugar, estas consultoras aportan mano de obra abundante, algo que una pequeña empresa o un profesional libre no pueden ofrecer - normalmente. Además, es más difícil que te crucifiquen si la cagas al contratar a una de las Big Four que si contratas a Perico, incluso cuando Perico hace un buen trabajo. "Ok, la implantación de SAP es una mierda, y eso que nos la hizo QWERTY, que si la llega a hacer Perico, imagínate..." En este sentido son como salvaguardas, además de fantásticos chivos expiatorios. Por no mencionar que tu Consejero Delegado fue Socio Director de QWERTY. Como para no contratarlos...
En resumen, la consultoría chunga, la de las grandes, la de muchas medianas e incluso pequeñas, la 1.0, la de toda la vida, esa consultoría... tiene su mercado, tiene sus Clientes, beneficia a unos pocos, a los que importa, aunque perjudique a unos muchos, porque esos no importan demasiado - además, son los mismos que se prestan voluntariamente a mantener el sistema en marcha, por mucho que se quejen después, así que... que se jodan. Esta consultoría está aquí desde hace años y aquí va a seguir durante otros muchos. Todo este kiosko sólo se desbarataría si el cliente tipo de estas organizaciones cambiase sus demandas - que lo dudo - o si la carne de cañón que las mantiene en pie se niega a entrar en el juego. Cuando empezamos a oir hace años eso de las talent wars, los jóvenes consultores reciclados a emprendedores, la necesidad de desarrollar políticas de atracción y/o retención del talento, tuve un momento de esperanza. Fue breve.
Esto no significa que otro tipo de consultoría no sea posible, que lo es, y que no haya mercado o Clientes para otra forma de entender nuestra profesión, nuestra relación con los clientes y con las personas que trabajan en nuestras empresas. Pero eso será otro día.