Alberto se prodiga poco, pero siempre merece la pena leer sus agudas observaciones sobre la Vida, el Universo y Todo lo demás. Su perspicaz reflexión sobre el por qué del fracaso de una comunidad o iniciativa colaborativa - lectura recomendada - me ha traído a la cabeza un comentario que Joserra realizó hace tan sólo unos días en este blog. Si recordáis, Joserra hablaba de cómo una iniciativa emprendedora de base colaborativa e innovadora en su planteamiento - The Business Experiment - había resultado ser finalmente un fracaso. La entrada de Alberto me da una excusa para volver sobre este tema.
He seguido The Business Experiment (TBE) desde sus inicios, cuando era poco más que una idea presentada en una lista de correos. El promotor de la iniciativa hablaba de poner a prueba las tesis de The Wisdom of The Crowds, resumidas en esa idea un tanto chocante acerca de la capacidad de los colectivos, dadas las condiciones adecuadas, para tomar mejores decisiones que un sólo individuo. Se resume bien en un proverbio japonés que dice algo así como "Juntos somos más inteligentes que cualquiera de nosotros". He dado cobertura a TBE en otras ocasiones, así que no me extenderé más. En pocas palabras, toda la aventura parece haberse ido al garete.
El pasado 14 de octubre de 2005 el promotor de TBE, Rob, envió un email a todos los miembros registrados en el que reconocía abiertamente que el proceso basado en "la sabiduría de las multitudes" diseñado para crear un negocio simplemente no funcionaba. Cada vez que se presentaba cualquier cuestión para ser sometida a votación por el colectivo, los organizadores - voluntarios, como todos los demás - recibían decenas de emails quejándose de que se necesitaba más tiempo para debatir esos asuntos. Ninguna tarea era realizada. El plan de negocio se mantuvo abierto durante semanas sin ir a ninguna parte. El problema, concluía Rob, es que nadie se sentía responsable por el resultado final. TBE padeció lo que los anglosajones llaman el síndrome del "free rider", cuando en un grupo cada individuo deja que cualquier otro se encargue de realizar los trabajos comunitarios al tiempo que espera beneficiarse de los resultados de dicho trabajo. Aquí lo llamaríamos el síndrome del Jeta. Todos los que hemos compartido piso durante la carrera conocemos al personaje. Pues bien, al parecer todos en TBE, salvo un honroso 10%, nos comportamos como auténticos jetas y, como consecuencia, nada se hizo.
Sin embargo, me gustaría repetir que no creo que TBE haya sido un fracaso. Recibí formación como científico, no técnico. TBE es un experimento y como tal, es imposible que fracase. Cualquier resultado conseguido es un éxito, salvo aquel que no nos permite avanzar en nuestro conocimiento de los fenómenos estudiados. TBE nos ha enseñado que para que una iniciativa colaborativa llegue a buen fin es necesario que una mayoría de sus miembros asuman como propia la responsabilidad de llevarla a buen fin, independientemente de que sus motivos para adoptar ese compromiso sean altruistas o completamente interesados. Lo que está claro es que no basta con considerar deseable el resultado perseguido por la comunidad; además, uno debe estar convencido de que su contribución es valiosa, tal vez imprescindible, tal vez suficiente por sí sola para garantizar el éxito.
Releo la entrada y me viene a la cabeza otro comentario, este de Enrique, en el que hablaba de cómo tenemos entre todos un poco abandonado el tema de Personal MBA. Mmm...