Esa creencia que te ha acompañado desde los últimos cursos de carrera, o incluso antes... No voy a discutirte si es cierta o no. Lo que importa es que ya no te resulta útil. Es más, te hace daño. Aún peor, hace daño a otros, incluso a aquellos que quieres. No sé de qué manera - tal vez te coloque en situaciones embarazosas o te lleve a enfrentarte a personas con las que, por lo demás, no tienes ningún problema. Seguramente te impide hacer algo que desearías, algo perfectamente legítimo e incluso inocente. O tal vez te haga sentir mal, inútil, pequeño, torpe. ¿Quieres seguir manteniéndola? No es la Verdad, es sólo una idea. ¿Hasta qué punto sigue ahí sólo porque no la has cuestionado nunca? ¿Qué preferirías creer, ahora, en este momento, en vez de seguir creyendo eso? ¿Qué necesitas creer ahora?
Ese hábito que has ido construyendo, a fuerza de repetir una y otra vez el mismo gesto, acto, y/o cadena de pensamientos. El hábito de llegar tarde o el hábito de preocuparte por todo, el hábito de desconfiar, el hábito de comprometerte a hacer cosas que sabes que no puedes hacer o el de mentir cuando te ves acorralado. Ese hábito - ¿fumar? ¿gritar? - que tal vez te haga sentir mejor, de alguna alucinada manera, que tal vez haya dado algún resultado en el pasado - incluso salvarte la vida... ¿Hasta cuándo piensas llevarlo contigo? ¿A qué precio? ¿Por qué 'buena' razón?
Esa 'responsabilidad' que te has echado encima... que pesa como una losa. Nadie más que tú te la exige. Sólo tú pareces seguir creyendo que es algo que te corresponde hacer. Tal vez estés arrogándote unos derechos que no tienes. Tal vez te creas imprescindible. Esa 'responsabilidad' que te han echado encima. ¿Alguien dirige tu culpa como si fuera un director de orquesta? Tal vez han sido las circunstancias, la vida... El destino! Piénsalo. ¿Qué ocurriría si renunciases?
Esa relación... tal vez tuvo sentido alguna vez. Tal vez te ayudaba, os ayudaba a sobrellevar una epoca difícil de vuestra vida. Tal vez te sirvió para descubrir, no sé, el amor, la aventura, la vida. Es tu amigo, tu hermano o tu padre. Es tu socio, tu jefe, tu compañero, tu mejor cliente, tu proveedor. Tu novia/o, tu esposa/o el padre/la madre de tus hijos. Tal vez. Pero ¿Cuándo fue la última vez que disfrutaste realmente de esta relación? ¿Cuándo fue la última vez que aprendiste algo nuevo - sobre tí, sobre vosotros, sobre el mundo? ¿Cuándo una relación deja de serlo? A veces, las cosas se pueden "arreglar", claro... otras veces, no. O sencillamente, no tiene sentido hacerlo.
Esas cosas por la que has peleado tanto... Tu casa. Tu coche. Tu otra casa. Tu otro coche. Tus trajes de 1200 euros. Tus libros. Tus discos. Tus 'obras de arte'. Todas esas cosas con las que te identificas, que en cierto modo te definen. Ya sabes el viejo dicho... ¿son tus posesiones o te poseen ellas a tí? ¿Puedes prescindir de ellas? Claro, ¿por qué tendrías que hacerlo? Pues a lo mejor porque el coste que supone seguir acarreándolas es demasiado alto. ¿Crees que hablo de dinero? Piensa otra vez.
Ese sueño... te ha servido durante años, sí. Has aprendido mucho con él. Pero algo ha pasado. Si eres sincero, reconocerás que algo ha cambiado. Probablemente has sido tú. Tal vez era el sueño de un chaval de 16 años, pero no el de un hombre de 40. Tal vez, mantenerlo ha tenido un coste muy alto. Demasiado. Tal vez el sueño esconde una pesadilla y sólo ahora empiezas a adivinarlo. Lo que es seguro es que centra tu atención por completo, impidiéndote ver nada más. ¿Es realmente lo que deseas hacer? ¿No quieres soñar algo nuevo?
Creencias, hábitos, responsabilidades, relaciones, propiedades, sueños... Vamos acumulándolos con el paso del tiempo hasta que nos parten el espinazo. Somos conscientes de ello, aunque nos cueste reconocerlo ante nosotros mismos. ¿Te 'protegen'? ¿Te dan 'seguridad'? ¿Confort? Piénsalo otra vez. ¿Qué es lo peor que podría ocurrir si los hicieras a un lado? ¿Qué es lo mejor que podría ocurrir?
Sabes que no digo que arrojes tu vida a la basura en un arrebato, te digo que la elijas cada día, a cada instante. Vive la vida como quieras, sabiendo por qué quieres vivirla así, conociendo el precio de vivirla como quieres, aceptando ese precio gustosamente. Respira hondo, sé valiente, decídete, ponte en marcha de nuevo, camina, hacia adelante, con confianza, siéntete ligero, siéntete libre...
Suelta lastre, colega. Vive.