Se ha escrito tanto sobre abandono escolar en estos días, que se me hace raro publicar esta entrada. Por lo general, siempre que detecto mucho movimiento alrededor de un tema en nuestra blogosfera, me dedico a escribir sobre otras cosas. Si me lo permiten, esta vez haré una excepción.
Pensándolo bien, haré otra. Les resumo aquí un post que es demasiado largo.
España va de culo en lo que a los resultados conseguidos por el sistema educativo se refiere. De las muchas formas de medir esos resultados, la tasa de abandono escolar, entendida como porcentaje de alumnos que deciden no continuar sus estudios más allá de la enseñanza secundaria obligatoria, es de las más alarmantes. Afecta a casi la tercera parte de los estudiantes matriculados en la ESO. Sólo los portugueses lo están haciendo peor que nosotros en la UE. Las consecuencias, tanto para esas personas como para el país pueden ser muy dolorosas. Menores ingresos durante su vida laboral para unos, pérdida de competitividad para el otro. Tras un cuarto de siglo de estudios sobre el tema, investigadores estadounidenses concluyen que un factor determinante en el abandono escolar es el fracaso a la hora de integrarse social y culturalmente en la institución educativa elegida. Ser aceptado, sentirse parte de algo, es fundamental, especialmente cuando tienes 15 años. Para algunos, lo es todo. La buena noticia es que ustedes pueden hacer algo al respecto. Pueden ayudar a sus hijos. La mala noticia es que el Gobierno - y todos los que han sido antes de éste, no se vayan a creer - no tiene ni puñetera idea de por dónde empezar.
Les confieso que este tema me preocupa.