[Lo que sigue es un fragmento del capítulo que sobre Bootstrapping estoy trabajando en el marco de la iniciativa editorial Spain Lean Startup Nation 2013. Toda sugerencia o comentario sobre el texto será bienvenido [y reconocido explícitamente]. Podéis acceder a todos los capítulos en borrador, incluyendo éste, a través de este enlace. Sentiros en libertad de difundirlo en vuestras redes sociales]
Tu presupuesto
Cuando la incertidumbre es tan alta como lo es en la vida de un emprendedor innovador en modo ‘trampeador’, es fácil llegar a la conclusión de que no tiene mucho sentido ‘perder el tiempo’ preparando un presupuesto. Después de todo, puede ser imposible prever no sólo cuando llegará algo de dinero, si es que llega a ocurrir, sino incluso cuándo actuará Murphy ocasionando gastos que nadie sería capaz de anticipar.
Tengo dos respuestas para eso.
La primera es que si no quieres funcionar con un presupuesto, trata al menos de llevar un control sobre tus gastos. Es muy posible que descubras que son mucho mayores de lo que pensabas [¿Cómo puede ser posible que gastes más de lo que creías gastar? Créeme, no serías el primero ni el último en descubrirlo]. Ese conocimiento puede guiarte a la hora de cambiar tus hábitos, de modo que seas capaz de sacar más partido de tu dinero. Cuando la perspectiva de ingresos aparece muy lejana, cada céntimo cuenta.
La segunda respuesta es: be Agile, my friend. Si la incertidumbre es grande, eso sólo significa que tienes que revisar tu presupuesto con más frecuencia. Otro consejo que suelo dar en este punto es “trabaja con intervalos u ‘horquillas’”, esto es, establece límites superior e inferior para las partidas con respecto de las cuales te encuentres más inseguro. Por último, si los imprevistos están a la orden del día, aumenta la partida destinada a lidiar con ellos. Crea un ‘colchón’ a partir del 20 al 30 por ciento de tu presupuesto total [estos porcentajes son una barbaridad sólo justificable en el contexto en el que estamos hablando] en una partida destinada a absorber la variación. Luego, controla diariamente su consumo .
Si no quieres complicarte demasiado la vida con un presupuesto exhaustivo, al menos establece partidas para aquellas cosas que puedes y deseas controlar [por ejemplo, ‘Restaurantes, cafeterías’, ‘Prensa, revistas’ o ‘Videojuegos’]. Controla lo que gastas en lo que sabes a ciencia cierta te ayuda menos a conseguir lo que realmente quieres [convertir tu idea en una empresa rentable, escalable, competitiva…]. Por cierto, esta es una magnífica oportunidad para dejar de fumar.
Si finalmente te decides a elaborar un presupuesto, te aconsejo que con carácter previo realices un control exhaustivo de tus gastos durante al menos un mes, preferiblemente dos o tres meses. Es muy difícil establecer un presupuesto sin tener una idea aunque sólo sea aproximada de en qué gastas tu dinero. Registra cada céntimo, guarda tickets, recibos, facturas. Contabiliza. Cuando tengas un número razonable de apuntes, clasifica esos gastos en obligados [fijos o variables] y en discrecionales [aquellos que no son absolutamente necesarios, de los que también encontrarás fijos o variables]. Define partidas de gasto. Para los gastos variables, calcula cuánto gastas de media y cómo varía ese gasto con respecto de la media de un período a otro. [contínua]
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