Sé que mi profesión [en realidad toda la industria del Management, de la que la consultoría es sólo una parte] es una profesión sujeta a "modas". Esto no es bueno ni malo de por sí, es simplemente un hecho. La realidad es tozuda, sigue ahí incluso cuando te niegas a creer en ella [Phillip K. Dick dixit]. Es mejor aceptarlo e intentar encontrar el lado positivo, que lo tiene. Veamos, por ejemplo, el caso del "Customer Development" [CD] de Steven Blank y/o de las "Lean StartUps" [LS], creación de su más aventajado discípulo, Eric Ries. Están de moda, sí.
Customer Development es, como reconoce su propio autor, un potpurrí de conceptos, metodologías e instrumentos que, en sí, no son nuevos para nadie que haya trabajado en desarrollo de negocio, innovación o creación de empresas en los últimos treinta años. Algunas ideas, como la segmentación del mercado en función de la aversión al riesgo de la población de cara a determinar cómo se difunden las innovaciones, datan de principios del siglo pasado, obra de hombres de enorme talla intelectual como Everett Rogers, popularizada décadas después por Geoffrey Moore. Y ¿Qué decir de Lean Startup? Por definición es un mash-up entre metodologías o, mejor dicho, entre una metodología y un enfoque en el que tienen cabida decenas de metodologías. El mismo concepto de Producto Mínimo Viable es prácticamente un calco del de Minimal Marketable Feature de Denne y Cleland-Huang [en'Software by numbers']. Podría estar horas dando ejemplos de este tipo [de hecho, lo hago].
El propio libro de Blank pasó completamente desapercibido los primeros años después de su publicación, allá por 2006 [en parte porque es un texto árido hasta lo indecible] hasta que uno de sus alumnos, Eric Ries, un joven ingeniero informático dotado de un extraordinario don para el branding, acuñó el término Lean Start-Up para hacer referencia a iniciativas empresariales de nueva creación que hacían uso conjunto de Customer Development y metodologías Agile de desarrollo para lanzar sus productos o servicios. Eric ha demostrado ser un eficaz promotor de su idea [ayudado por amigos de Sillicon Valley como los chicos de Venture Hacks, que le dieron amplia cobertura]. De hecho, lo más interesante de Lean Start-up para algunos de nosotros es el estudio de su rapidísima expansión, un fenómeno de difusión memética sólo posible con el desarrollo de la Internet social.
Como nota al margen, la llegada de Alexander Osterwalder con su Business Model Canvas, otra herramienta en plena cresta de la ola, ha añadido un complemento perfecto a la mezcla de Ries, contribuyendo además con su propia red a la difusión del memeplex CD-LS.
Hablando con propiedad, Lean StartUps, en su momento, sólo había una, IMVU, un proyecto del propio Eric. Eso no significa, por supuesto, que no hubiera más experiencias de empleo de enfoques ágiles en la creación de nuevas empresas [lo sé de primera mano], pero LS ha conseguido sacar del foco atención a todo lo demás. Eric ha sabido enganchar a medio mundo con su concepto de Lean Startup hasta el punto de que nadie realmente 'cool' monta hoy en día una "empresa" - pone en marcha una Start-up "Lean". Real como la vida misma, recibo correos a diario anunciándome el nacimiento de una nueva Start-up Lean. No sé cuántas de esas personas se habrán leído el libro de Blank [a mí me costó lo suyo, empezado en verano, terminado en navidades] o sabrán distinguir Agile de Lean, pero tampoco importa. He visto lo que algunos están haciendo con el Canvas de Osterwalder, una herramienta engañosamente sencilla. Da igual. El número de convencidos es Legión.
Y, repito, eso es bueno.
Es bueno porque va a ayudar a cambiar las cosas. Porque uno puede pasarse siete años hablando de esto por los pasillos de Diputaciones, Agencias de Desarrollo, Ayuntamientos o Escuelas de Negocio sin conseguir poco más que parecer un loco, pero si viene de los USA, lo tuitea tanta gente, lo citan cuatro 'gurús', el establishment acabará comprándolo. Y eso significa que los emprendedores que busquen orientación en esas instituciones no tendrán que pasar, necesariamente, siete meses redactando un plan de negocio, sino que se pondrán a trabajar inmediatamente en su empresa, para llegar, cuanto antes, al mercado con un modelo de negocio viable. De hecho, algunos ya estamos trabajando en este sentido. Pronto os contaré más al respecto.
Es bueno porque los que crean nuevas empresas, esas increíbles, imprescindibles personas que son los emprendedores, pondrán en marcha sus iniciativas con más cabeza, gestionando de manera inteligente sus riesgos, identificando los supuestos críticos de sus hipótesis de negocio, testeándolos, limitando sus pérdidas al mínimo, arriesgando lo justo, cuando convenga, descartando lo que no funciona mucho antes de que sea demasiado tarde. Tendremos tasas de supervivencia mayores, empresas más robustas, viables.
Es bueno porque los inversores profesionales, los gestores de fondos, a fuerza de oír el buzz en eventos de todo tipo, almuerzo con colegas del otro lado del Atlántico, etc, terminarán por entender que el empleo de enfoques ágiles es el mayor avance metodológico para la industria del Capital Riesgo desde que se inventó la Hoja de Cálculo. Harán un mejor uso del dinero que les confían [los inversores de verdad], obtendrán mejores resultados, ganarán más dinero, todos saldrán ganando.
Es bueno, para qué vamos a negarlo, porque cuando todos esos conversos pretendan utilizar CD o enfoques ágiles en iniciativas innovadoras de todo tipo sin muchas de las herramientas que necesitan, porque en todo el bla-bla-bla alrededor de las Lean Start-Ups no las van a encontrar, algunos de nosotros estaremos ahí para echarles una mano. Porque, por poner un ejemplo, no hay mejores herramientas en el mundo para trabajar con supuestos e hipótesis que los Procesos de Razonamiento de TOC. Porque son los menos los que tienen experiencia real en el empleo de metodologías ágiles fuera del ámbito del desarrollo de software. Porque la mayoría de las Lean Start-ups al otro lado del Atlántico son iniciativas 'puras' de internet, aplicaciones móviles y similares, pero hay que saber utilizar esos mismos conceptos en toda clase de proyectos innovadores, sean o no de internet. Y donde hay una necesidad, hay una oportunidad. También para los que llevamos tiempo andando este camino.
Lo único que me preocupa es que las modas, por definición, vienen, arrasan y se van. Se van y lo dejan todo arrasado, quiero decir. A menudo pasan años antes de que alguien reconozca en voz alta el valor que encerraba una moda. He visto pasar tantas, tantas modas de Management en mi vida. En parte por esto escribo esta entrada, para que los que la lean sean conscientes de que tanto Customer Development como Lean Start-up contienen elementos muy, muy valiosos, de eficacia demostrada a lo largo de décadas de investigación y/o experiencia real. No son un invento de Blank o Ries, que básicamente han actuado como integradores y promotores de las excelentes ideas de muchos que llegaron antes que ellos. Es una moda, sí, pero no sólo eso. Hay verdad detrás de todo esto. Intentemos no olvidarlo cuando, dentro de uno o dos años ya no estén de moda.
Pues estos duelos de modas cuestan un dineral a mucha gente, pero bueno, ellos sabran lo que se hacen, no? Aun asi, me ha gustado bastante tu punto de vista.
Posted by: Chat | 05/02/2011 at 01:02 PM