Alguien tiene que decirlo de una vez. Las subvenciones y ayudas a fondo perdido, sean concedidas a empresas o a entidades sin ánimo de lucro, son más malas que el tabaco. No es algo de lo que nadie presuma, por supuesto, pero son legión en nuestro país las empresas que están completamente enganchadas al dinero público, hasta tal punto que serían completamente incapaces de sobrevivir sin los ingresos procedentes de las ayudas. Podría citar de memoria y antes de desayunar al menos media docena de organizaciones que viven hoy por hoy pendientes de la siguiente convocatoria del Plan Avanza, el Plan PYME o el Plan XYZ de turno. Hablemos.
El dinero procedente de las subvenciones es como el azúcar, un montón de calorías vacías. Te permite seguir adelante - nunca sin pagar un coste, dicho sea de paso - pero no puede garantizar un crecimiento sostenible en el tiempo, en primer lugar por que las subvenciones no están pensadas para eso. Las organizaciones enganchadas a las ayudas, como es el caso de un enorme número de consultoras pequeñas o medianas que trabajan prácticamente en exclusiva desarrollando proyectos subvencionados para otras empresas, dejan de ser competitivas rápidamente. Las ayudas son creadas por las Administraciones para promover el desarrollo de actividades que - al menos en teoría - son buenas para el país, la sociedad o el tejido empresarial, pero que el Mercado por sí solo no incentiva. Las organizaciones que se financian con subvenciones trabajan durante meses en el desarrollo de proyectos que no tendrán continuidad en el tiempo y, lo que es peor, cuyos resultados no pueden utilizarse para generar ingresos que les permitan romper con la dependencia del dinero público.
Lo he visto muchas veces. El dinero de las subvenciones es un dinero "fácil", pero a menudo te lleva a desarrollar actividades, emplear recursos, etc, que de no haber subvención por medio nunca hubieras desarrollado ni empleado. Como he dicho ya, el resultado de esos proyectos rara vez puede comercializarse y por lo general no tiene ningún tipo de continuidad. El daño que se hace la empresa a sí misma es tremendo. Si se ha utilizado el dinero público para financiar el crecimiento, la organización se encontrará con una estructura más pesada que mantener y sin (nuevos) productos competitivos que ofrecer al Mercado. Eso le obliga a regresar a la subvención, iniciando un círculo vicioso. Con el tiempo, todos los aspectos de la empresa se ven condicionados por su fuente de ingresos. Se convierten en cazadoras de subvenciones. Conozco empresas que tienen en plantilla personas dedicadas exclusivamente a localizar y preparar solicitudes de subvención y/o han contratado ese servicio a un tercero. Vivir de subvenciones condiciona la estrategia de la organización, su gestión comercial, sus operaciones, la gestión de los Recursos Humanos... todo el sistema, en suma.
Desde un punto de vista sistémico, esta situación encaja perfectamente con el arquetipo 'Shifting the Burden', en el que algo que parece una buena solución a corto plazo resulta tener consecuencias de lo más indesesables a largo plazo, típicamente algún tipo de dependencia. La organización adicta deja de sentir la necesidad de buscar respuestas sostenibles en el tiempo a la necesidad de ingresos. Como para cualquier otro adicto, el "chute" regala un olvido placentero de los problemas de fondo, que no tardan en regresar - justo a tiempo para la siguiente convocatoria de ayudas, alabado sea el Señor!!
Las organizaciones que saben emplear las subvenciones y ayudas las utilizan para desarrollar y/o comercializar productos y servicios competitivos en el mercado con los que generar ingresos. A las organizaciones 'adictas' no les queda más remedio que "pasar el mono" si no quieren que más temprano que tarde su dependencia acabe con ellas. El primer paso es reconocer que se tiene un problema. El segundo, si no se está seguro de que se pueda salir del agujero sólo, es pedir ayuda. Ayuda, no "ayudas".
Está claro, Jose Antonio. Pero haz buen uso de ese dinero, utilízalo para ganar más dinero y sobre todo ten cuidado, no te enganches!!!
Posted by: Mario | 12/22/2007 at 04:12 PM
Muy bien, realmente tienes razón, y según en que niveles, o autonomias te mueves, las cosas son todavía más escandalosas, yo en mi empresa tengo contratada a otra que no es más que una gestora de subvenciones, ella hace el trabajo burocrático y se lleva un 5%.
Son parásitos, que encima van presumiendo de iconos de la innovación, cuando son recadistas a comisión de las ayudas gubernamentales.
Pero de todo ese dinero, ¿voy a ser yo quién se quede sin nada?
Posted by: Jose Antonio | 12/22/2007 at 11:04 AM
Hace varios años, en una reunión de la filial de I+D de una gran teleco [no doy nombres] uno de los jefes [he dicho que no doy nombres] se atrevió a decir, en público, que el objetivo de la empresa era recibir mas subvenciones europeas que ninguna otra empresa del sector.
En aquel entonces estaban en segundo lugar. No recuerdo si la "ganadora " era BT o France Telecom.
Y no estoy hablando de una pequeña consultora ni de proyectos de 30.000€.
Posted by: Anonimo | 12/21/2007 at 01:49 PM
Las subvenciones no son más que la realidad plasmable de que una empresa o entidad no es capaz de ser productiva con sus propios recursos arrastrando una corriente de ineficiencias que sumadas resultan en más pérdidas que beneficios...La verdad que cada vez que escucho la palabra subvención ya la asocio directamente a la ineficacia de muchos que prefieren vivir de la limosna guvernamental.
Posted by: Senior Manager | 12/21/2007 at 10:49 AM
Yo no me atreví a contar tanto :-)
Muchas gracias por tu 'peazo de' testimonio.
Posted by: Mario | 12/20/2007 at 04:42 PM
Hola Mario: yo he trabajado en un sitio de esos atroces cuyo modelo de negocio era... pillar subvenciones. Fíjate que no había otro motivo para esa "unidad de negocio". Cuando se acabase la sopa boba, pues echaban al departamento y ya está.
La idea era que presupuestabas un proyecto por 100.000 €, que realmente valía 15.000 €. Presentabas el proyecto, lo ejecutabas y lo justificabas con una factura de 100.000. El gobierno de turno pagaba la ayuda (30.000).
Mediante una triangulación con un par de empresas fuera de la provincia en cuestión (para que no haya trazabilidad contable), se emitían facturas por importes y conceptos por debajo del radar fiscal. De manera que al final:
- tu cliente no paga nada y tiene su producto gratis.
- te llevas 15.000 limpios, y otros 15.000 para costes.
Tú haces todo el papeleo, presentas la memoria, etc, etc, y, de hecho, te das de alta una cuenta de correo tipo hotmail con el nombre del cliente de manera que hacías los trámites. Él no se siente muy implicado y todos contentos.
Posted by: Off the record | 12/20/2007 at 03:51 PM