El que sigue es un principio básico de la psicología humana. Ser uno de los mejores en el mundo puede significar poco si se interpreta no como un triunfo sobre la mayoría, sino como perder frente a unos pocos. William James señalaba la paradoja de un subcampeón de boxeo de su época: "avergonzamos a un hombre hasta la muerte porque hay una y sólo una persona en el mundo que le ha superado en la práctica de este deporte. Que sea capaz de batir a todos menos a uno no significa nada". Ser el segundo no es, a menudo, lo satisfactorio que debería ser.
Los psicólogos sociales han reunido sólidas evidencias que apuntan a que la satisfacción de las personas con sus circunstancias objetivas se ve muy influida por cómo se comparan estas circunstancias con las de sus 'referentes' entendiendo por tales sus vecinos, compañeros de trabajo, miembros del club social, compañeros de partido, etc. Es por esta razón que la alegría de recibir un 'bonus' a fin de año de, por ejemplo, tres veces la mensualidad bruta de un empleado, puede evaporarse en cuestión de segundos al saber que un colega al que consideramos como mucho nuestro igual, ha recibido una cantidad muy superior ["por su cara bonita", está claro].
Sabemos también, como mínimo desde finales de los 60, que la satisfacción con el resultado o desenlace de algo depende mucho de lo que la persona esperaba obtener previamente. Nuevamente, una subida del 5% del salario puede ser más satisfactoria que otra del 7% si la persona en el primer caso no esperaba nada y la persona en el segundo esperaba más de un 8%. Mi socia suele decir, parafraseando a Sartre, "El Infierno son... las expectativas", empezando por las propias.
En los 90 los psicólogos sociales, siguiendo la línea de investigación abierta por Kahnemann & Tversky, encontraron una tercera forma en la que la satisfacción es algo relativo. Las personas se ven muy afectadas, en la valoración que hacen de los resultados obtenidos, por la comparación entre éstos y lo que "podrían" haber conseguido de haber actuado de otra manera. Mis inversiones en fondos han ido muy bien, pero si hubiera comprado aquellas plazas de garaje en el año 96 y hubiera seguido con el plan de negocio que desarrollé para esas inversiones, probablemente estaría a pocos meses de alcanzar la independencia financiera. La falsedad del razonamiento es evidente.
Una variante 'positiva' de este mismo fenómeno fue identificada por Victoria Husted, Scott Madey & Thomas Gilovich en 1995, en un estudio realizado en el colectivo de medallistas olímpicos. Los autores comprobaron que los ganadores de la medalla de bronce estaban, por lo general, más satisfechos con su resultado que los ganadores de la medalla de plata. Éstos, centrados en el oro que 'casi' habían conseguido, se sentían frustrados o deprimidos con más frecuencia que los primeros, que parecían decirse "hey, al menos he llegado hasta aquí" [la variante hispánica dice "j*d*t*, ni pa tí ni pa mí: pa Raikonnen"].
Moralejas para hipotéticos. Si no sabemos cómo dejar de comparar, al menos aprendamos a elegir mejor con respecto de qué o de quién nos comparamos. Mantener las expectativas bajas también ayuda. Para terminar, si tenéis alguna responsabilidad en el diseño de los sistemas de retribución, reconocimiento o recompensa de vuestras organizaciones, tened en cuenta la naturaleza humana, porque todo acaba sabiéndose. Y entonces vienen las comparaciones.
Gracias a todos por vuestros comentarios, chicos.
S.M., cuando te leo siempre me quedo con la sensación de que tu empresa debe ser un buen sitio para trabajar, especialmente con managers como tú :-)
ekaizen, pues sí, las comparaciones también se establecen con respecto de lo que uno esperaba. De hecho, la primera ley de la calidad del servicio, tal y como la aprendí hace... ejem, algunos años, nos dice que la satisfacción del cliente es función de sus expectativas tanto como de su percepción del servicio. Cuando trabajas en la gestión de "colas", por ejemplo en ventanillas de organismos de la Admon. o en un parque temático tipo Disneyland, tienes muy en cuenta la gestión de las expectativas de los clientes que esperan a ser atendidos. De eso si quieres hablamos otro día.
Julen, me alegro de que te haya gustado. Te imaginarás hacia dónde estoy apuntando con los últimos posts - y todavía no he terminado. Me gustaría que en el diseño de sistemas de reconocimiento, puestos de trabajo, etc, etc, los profesionales de los RRHH tuvieran en cuenta lo que sabemos sobre la naturaleza humana. Ah, ¿que ya lo hacen? Vaya!
µßio, tío, me encantan tus comentarios. El ejemplo que pones es horrible pero ilustra muy bien todo esto. De lo último que dices, creo que te has colao pero no tengo tiempo ahora para extenderme :-)
Posted by: Mario | 11/28/2007 at 02:03 PM
¹ Un ejemplo terrible de una joven pareja, que se llevan un disgusto por quedarse embarazada antes de lo previsto. Cuando a los 4 meses, asumido el embarazo, van al ginecólogo, se llevan un disgusto, por el anuncio de trillizos. Asumidos, los tres, durante el parto, fallece uno de ellos y obtiene un nuevo disgusto.
² La infelicidad, está exclusivamente en las expectativas y en las falsas seguridades y condicionamiento que generan.
En definitiva: Hijo ¡ten cuidado con lo que pides, no sea que te (lo) den! © General Schwarzkopf,1st Gulf War.El paréntesis es mío.
³ El error está en que nos educamos en juegos de suma cero, uno gana, otro pierde, cuando en la realidad, las situaciones son juegos de suma no nula, de no equilibrio.
¡Salud!
Posted by: µßio | 11/27/2007 at 08:50 PM
Me ha encantado tu reflexión. Es asunto delicado este de compararse siempre con quien sales peor parado... para tu desgracia personal. Creo que refleja cierto lado oscuro del ser humano. En las empresas siempre digo que con las comparaciones retributivas sale lo peor de cada casa.
Me guardo este artículo en mi del.icio.us como oro en paño.
Gracias.
Posted by: Julen | 11/27/2007 at 05:54 PM
Simplemente genial, el artículo me ha encantado. Sencillo pero veraz y práctico. Por mi situación laboral utilizo prácticas similares a las que comenta Senior Manager, intentar explicar a otros la situación por medio de la comparación con sus semejantes. Hasta ahora no me había dado cuenta que la frustración y el malestar podía venir, entre otras cosas, de las expectativas de cada uno. Era algo que utilizaba pero sin ser realmente consciente.
Posted by: ekaizen | 11/27/2007 at 05:19 PM
Aunque no tengo responsabilidad sobre el diseño de los sistemas de retribución de la empresa en la que trabajo. Si entiendo que la psicología de la satisfacción se basa firmemente en tres facores: Las comparaciones, las referencias y las analogías. Todos los humanos nos regimos por esos valores. Lo que si hago es aplicar estos factores en beneficio de las personas que me rodean convirtiéndolos en positivos. Es decir, utilizo las comparaciones para demostrarle a los demás que realmente no están tan mal como ellos creían. De esta forma fortifico su autoestima y les revelo una verdad presente pero oculta para ellos o más bien nublada por la perspectiva negativa en la que se encuentran. ¡Qué si tienen mucho trabajo por tal cosa!, les busco un ejemplo donde se demuestra que otros tienen más trabajo y presión aún bajo las mismas condiciones...¡Qué no ganan lo suficiente!, les demuestro que todo es relativo dependiendo del punto de vista...y así con todos los casos. Confieso que a veces me encuentro nadando en terreno fantasioso, pero para ellos funciona y por lo general se van contentos, simplemente porque alguien los supo escuchar y les contó lo que ellos querían oir para sentirse mejor.
Posted by: Senior Manager | 11/27/2007 at 03:43 PM